“Desde lo minúsculo”
Publicado el 27/05/2025
Estás en un museo. Pasas por decenas de cuadros, hasta que uno —no sabes muy bien por qué— te detiene. No es solo lo que ves, es también lo que hace que sientas.
Ahora imagina otra escena. Un laboratorio y, en el microscopio, una imagen: células teñidas de colores imposibles, formas que parecen paisajes abstractos. No estás en el Prado, pero te atrapa algo de esa imagen, una imagen que, además, puede ser la clave de un nuevo descubrimiento científico.
Mientras un investigador crea conocimiento, un artista despierta emociones. Pero las barreras no siempre están tan claras.
Hoy hablamos con Eloísa Herrera, investigadora CaixaResearch y profesora de investigación del CSIC en el Instituto de Neurociencias CSIC-UMH, y Marta Velasco Velasco, becaria de la Fundación ”la Caixa”, artista plástica y exhibition producer, para descubrir cómo puede una imagen científica ser al mismo tiempo una pista para entender el desarrollo de nuestro organismo y una fuente de inspiración visual.
Comenzamos con Marta.
Como artista, ¿qué te transmite esta imagen?
M.: El paso del tiempo de forma incesante, desde lo minúsculo hasta superficies materiales enormes y milenarias. De hecho, si tuviese que poner un título a esta imagen, lo primero que me viene a la mente es «Desde lo minúsculo».
¿Te recuerda a la obra de algún artista?
M.: La relación entre las formas en movimiento y el color fugándose me recuerdan la obra de Helen Frankenthaler. Si pienso más en textura, cuerpos chorreando y contraste de color fugaz, me recuerda a la pintura de Tracey Emin.
Marta Velasco Velasco, becaria de la Fundación ”la Caixa”, artista plástica y exhibition producer.
En realidad no se trataría de una pintura, estamos ante la imagen de un microscopio. Eloísa, ¿qué estamos viendo realmente?
E.: Observamos cómo, durante el desarrollo embrionario, unas células llamadas células de la cresta neural, que puedes ver marcadas en verde en la imagen, viajan a distintos lugares del embrión, donde formarán, entre otras cosas, las estructuras de la cara.
Observando la imagen es difícil imaginar qué hay detrás. ¿Nos puedes explicar qué habéis descubierto?
E.: Hemos descubierto que dos proteínas, llamadas ARID1A y ZIC2, ayudan a que estas células se pongan en marcha e inicien su viaje.
Y si estas proteínas no actuasen, ¿qué ocurriría?
E.: Entonces las células no recibirían la señal adecuada para moverse. Esto puede provocar malformaciones craneofaciales, como las que se observan en personas con el síndrome de Coffin-Siris. Este síndrome, que afecta a menos de 200 personas en el mundo, es un trastorno genético raro que causa problemas en las extremidades, retraso intelectual y malformaciones craneofaciales.
¿Qué impacto puede tener este descubrimiento en el ámbito de la salud?
E.: Es un paso muy importante para comprender cómo se forman las estructuras de la cara durante el desarrollo y qué falla en ciertas enfermedades genéticas. Estamos abriendo la puerta a futuras terapias que puedan corregir o incluso prevenir los defectos del desarrollo craneofacial.
Eloísa Herrera, investigadora CaixaResearch y profesora de investigación del CSIC en el Instituto de Neurociencias CSIC-UMH.
Finalizamos la entrevista preguntándoles:
¿Qué vínculo creéis que existe entre arte y ciencia?
M.: Son dos disciplinas que se nutren entre sí, que comparten la necesidad de imaginar e investigar, y que se entrelazan en direcciones distintas. Muchas artistas han tomado como temas de su obra los descubrimientos científicos de su tiempo. Y otras han aplicado innovaciones tecnológicas, materiales y métodos de producción al medio de la obra.
Además, es fácil encontrar a personas dedicadas a la ciencia con un profundo interés por algún arte o que usan el dibujo para pensar y desarrollar ideas científicas. Un ejemplo claro es el del artista indígena del Amazonas Abel Rodríguez. La obra de este colombiano ha servido como fuente para estudios botánicos y, a la vez, el trazo de sus dibujos contiene algo íntimo sobre su visión de la selva.
E.: Para mí, el vínculo principal entre arte y ciencia es la creatividad. Aunque a menudo se consideran disciplinas distintas, ambas nacen del mismo impulso: explorar lo desconocido. En el arte se imagina lo que aún no existe; se crean mundos, formas y emociones nuevas. En la ciencia también imaginamos, pero en nuestro caso, lo que imaginamos sí existe: simplemente aún no lo conocemos. La creatividad científica consiste en intuir lo que está oculto, formular preguntas que abran caminos y diseñar estrategias para desvelar lo que ya está ahí, esperando ser descubierto.
Eloísa y Marta lo han dejado claro: una misma imagen puede contarnos cosas muy distintas. Lo que para Marta representa formas, texturas y el incesante paso del tiempo, para Eloísa es parte de un largo camino que podría ayudar a muchas personas.