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Una enfermedad silenciosa: así avanzan el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad del hígado graso

Publicado el 12/02/2024

La enfermedad del hígado graso es la enfermedad hepática más prevalente en el mundo. Pero está infradiagnosticada. Se calcula que afecta a 1 de cada 3 adultos y al 10 % de la población infantil, aunque la mayoría no lo sabe. La enfermedad, además, es silenciosa: la mayoría de quienes la padecen no experimentan síntomas en las fases tempranas. 

La incidencia de la enfermedad del hígado graso se ha duplicado desde 1990 y no deja de crecer. Las causas de este aumento son variadas, pero están directamente relacionadas con el sedentarismo, el consumo de alcohol y una dieta deficiente, con abundancia de azúcares y alimentos ultraprocesados. Aunque existen muchas dificultades para tener un método de diagnóstico eficaz y desarrollar tratamientos farmacológicos específicos, en los últimos años se han producido avances importantes. 

El pasado 8 de febrero, el Debate CaixaResearch nos permitió acercarnos al trabajo de 3 investigadores de nuestra red que trabajan en la enfermedad del hígado graso:

Estas son las ideas principales que los tres expertos abordaron en el debate:

Una enfermedad silenciosa

¿Qué es la enfermedad del hígado graso?

«Es el trastorno hepático más común en el mundo: más de uno de cada tres adultos a escala global y uno de cada cuatro en España lo sufre. Hasta ahora se conocía como enfermedad del hígado graso no alcohólico, pero este nombre no reflejaba bien la disfunción metabólica que ocurre en la enfermedad, por lo que el año pasado se rebautizó como enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica». ― Jeffrey V. Lazarus. 

«Una de las funciones del hígado es el procesamiento y la liberación de la glucosa. La alteración de estas funciones hace que el hígado produzca grasa y esta se acumule en sus células, los hepatocitos. Las personas que padecen obesidad y diabetes tienen más probabilidades de sufrir la enfermedad del hígado graso». ― David Martínez Selva. 

«El hígado no es el lugar adecuado para acumular grasa. Si sucede, se generan una serie de procesos patológicos que acaban causando diferentes problemas. Por eso definimos varias fases en la enfermedad: una en la que solo hay acumulación de grasa (llamada esteatosis), otra en la que aparece inflamación (llamada esteatohepatitis) y una tercera en la que hay daños adicionales en la estructura del hígado y aparecen los trastornos más graves como la cirrosis o incluso el cáncer hepático». ― Antonio Zorzano. 

¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cómo se manifiesta?

«La enfermedad del hígado graso se desarrolla a lo largo de mucho tiempo. Las primeras fases pueden durar décadas y no tienen por qué producir síntomas externos. Sucede como con la diabetes, una enfermedad a la que está muy ligada: en Europa, solo uno de cada dos pacientes con diabetes de tipo 2 sabe que la padece. La enfermedad del hígado graso es silente». «Sí puede haber algunos indicios de alteraciones en los análisis de sangre, como niveles elevados de aminotransferasa o transaminasas. Existen índices que tienen en cuenta los niveles de triglicéridos, los niveles de colesterol o las concentraciones de glucosa, que sirven para tener una idea, una sospecha de que puede padecerse la enfermedad, pero no sirven como diagnóstico certero». ― Antonio Zorzano. 

Las dificultades de prevenir y diagnosticar una enfermedad sin síntomas

¿Cómo se diagnostica una enfermedad silente? 

«Esta enfermedad se conoce como la enfermedad asesina silenciosa. Su progresión es muy gradual y la mayoría de los pacientes no nota los síntomas, con lo cual las personas no son conscientes de que padecen esta enfermedad. Durante los últimos años se han desarrollado técnicas para mejorar el diagnóstico, técnicas basadas en imagen, en biomarcadores no invasivos y en biopsias». «Una de las líneas de investigación en la que estamos trabajando es el desarrollo de un biomarcador no invasivo. Hemos detectado tres proteínas en la sangre que varían según el estado de la enfermedad. Lo hemos probado en ratones y ahora hemos recibido financiación del programa CaixaImpulse Innovación de la Fundación ”la Caixa” para validarlo en humanos». ― David Martínez Selva. 

«Las herramientas que hay a disposición de los sanitarios en la actualidad son útiles, pero existen complejidades importantes. Por ejemplo, la diabetes de tipo 2 se diagnostica de forma sencilla en 10 minutos. Pero el método más efectivo de diagnosticar la enfermedad del hígado graso sigue siendo la biopsia, que es muy invasiva. De ahí la importancia de la búsqueda de biomarcadores no invasivos». ― Antonio Zorzano. 

«Clínicamente, el enfoque está hoy en el diagnóstico no invasivo. Una de las herramientas más habituales es el índice FIB-4, que mide la actividad de ALT y AST (dos tipos de enzimas presentes en el hígado), y el recuento de las plaquetas. Eso ayuda a rebajar el número de personas que hay que diagnosticar después con biomarcadores sanguíneos o mediante la elastografía de transición, una prueba de diagnóstico por imagen». ― Jeffrey V. Lazarus. 

¿Es posible prevenir la enfermedad entre niños y adultos?

«La prevención es absolutamente posible. Implica adoptar estilos de vida más saludables, con una dieta equilibrada como la mediterránea, baja en grasas saturadas y azúcares. El problema es que existen determinantes comerciales y sociales que dificultan este cambio de estilo de vida. No todo el mundo tiene los recursos necesarios para comer mejor o hacer ejercicio». ― Jeffrey V. Lazarus. 

«La combinación de ejercicio y dieta es muy importante, funciona mejor que dieta o ejercicio por separado. En estudios realizados en modelos animales hemos logrado revertir estados no muy avanzados de la enfermedad con cambios en la dieta y en la actividad física. Los resultados son espectaculares, aunque es cierto que son en ratones y no en modelos humanos». ― Antonio Zorzano. 

Tratamientos: hábitos saludables y avances prometedores en farmacología

Una vez diagnosticada la enfermedad, ¿es eficaz cambiar de hábitos?

«En estados tempranos de la enfermedad es posible revertirla con un cambio de hábitos, pero se necesita apoyo para ello. No basta con decir: “hay que hacer más ejercicio”. Hay que facilitar el acceso a una dieta saludable y al tiempo necesario para poder hacer deporte». ― Jeffrey V. Lazarus. 

«Desde el punto de vista de la dieta y la nutrición, es importante saber qué productos tienen un exceso de azúcares. Puedes comprar un yogur desnatado, con 0 % de grasa, pero resulta que tiene cuatro cucharadas de azúcar. Muchas veces, la gente no es consciente del exceso de azúcares que está ingiriendo». ― David Martínez Selva. 

«Uno de los problemas principales que promueven el desarrollo de esta enfermedad es la aparición de resistencia a la insulina. Esta hormona, que para nosotros es importantísima porque nos permite sintetizar compuestos, es incapaz de funcionar como debiera. Así, todo lo que nos conduzca a empeorar la resistencia a la insulina nos va a ir muy mal para la enfermedad del hígado graso». «Por ejemplo, tener una dieta muy rica en azúcar induce la resistencia a la insulina y es una puerta abierta a empezar a acumular grasa en el hígado. La dieta y la actividad física tienen un papel muy importante en el desarrollo de la enfermedad. Cambiar de hábitos para ser más saludables va a ayudarnos mucho a reducir el acúmulo de grasa». ― Antonio Zorzano. 

¿Qué deportes y alimentos son más beneficiosos?

«Sabemos que tanto el ejercicio aeróbico como el ejercicio de resistencia producen una disminución en los triglicéridos hepáticos. Si hablamos de caminar, son necesarios más de 45 minutos al día, los famosos 8.000 o 10.000 pasos. En cuanto a la dieta, no solo es importante la calidad, alimentos con menos grasas y menos azúcares, sino también la cantidad, tratar de comer menos». ― Antonio Zorzano. 

¿Existe algún tratamiento comercializado o en desarrollo?

«No hay terapias farmacológicas aprobadas específicamente para la esteatohepatitis. Hay una que está siendo estudiada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y que parece que da muy buenos resultados. Eso no quiere decir que no haya nada que podamos hacer. Por ejemplo, hay medicamentos para diabetes que ayudan». ― Jeffrey V. Lazarus. 

«Una de nuestras líneas de investigación también es el desarrollo de nuevas terapias. Es una enfermedad donde hay diferentes procesos biológicos implicados: una fase donde se acumula grasa, otra donde hay una inflamación con un daño hepático y, por último, una aparición de fibrosis y cirrosis. La terapia farmacológica tiene que ir dirigida a estos tres procesos, por eso es tan complicada. Además, una vez que el hígado es cirrótico, la solución con medicamentos ya es imposible». ― David Martínez Selva. 

«Es necesario generar fármacos que puedan ser útiles en toda la progresión de la enfermedad. También habría que plantear la posible utilización de compuestos en combinación. En nuestro caso, gracias al apoyo de la Fundación ”la Caixa”, estamos testando una serie de moléculas que pueden ser útiles para tratar la enfermedad». ― Antonio Zorzano. 

Salud pública: hacia una estrategia integral frente a la enfermedad

¿Tendría sentido un programa de cribado para la detección precoz?

«En mi opinión, el cribado de detección precoz de cualquier enfermedad, si es técnicamente posible, se tendría que realizar. Lo ideal sería que se hiciera un cribado de la enfermedad de hígado graso sobre toda la población. Pero la respuesta de si sería factible ya entra en un terreno económico y político». ― David Martínez Selva. 

«No veo factible llevar a cabo un cribado sobre la población general porque tampoco se está haciendo con otras enfermedades que son muy prevalentes, como la diabetes de tipo 2, que afecta al 13 % de la población en España. Lo que sí se puede hacer es establecer un protocolo en el sistema de salud pública para llamar la atención sobre la enfermedad si se detectan algunas señales, como por ejemplo un aumento de peso». ― Antonio Zorzano. 

«En ciertos grupos de población, con diabetes de tipo 2 ya diagnosticados o con obesidad, sí creo que se podría hacer un cribado y lo veo factible. Es gente que probablemente acabará llegando al sistema de salud con un problema cardiometabólico. Actuar de forma temprana puede ayudar a cambiar hábitos y a prevenir el desarrollo de las fases más graves de la enfermedad». ― Jeffrey V. Lazarus. 

¿Hay que aportar más recursos a la investigación de la enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica?

«Lo que de verdad hace falta es incorporar todo ese talento que hay en el mundo a centros de investigación en enfermedades metabólicas. Hay muchos centros de investigación relevantes que trabajan sobre otro tipo de alteraciones, como las enfermedades cardiovasculares o el cáncer. Pero no hay ni uno solo centrado en las enfermedades metabólicas». ― Antonio Zorzano. 

«Necesitamos colaborar más para investigar, para desarrollar mejores modelos de cuidado, para avanzar en el diagnóstico no invasivo y en los tratamientos». ― Jeffrey V. Lazarus. 

¿Es importante diseñar y aplicar una estrategia nacional como las que hay de otras patologías?

«Es importante. Creo que pronto veremos la presentación de una estrategia integral del hígado. España será uno de los primeros países en tener una estrategia así». ― Jeffrey V. Lazarus. 

«Es importante que haya una estrategia nacional de divulgación y prevención, y disponemos de las herramientas adecuadas para ello. Tenemos el Instituto de Salud Carlos III y un conjunto de centros virtuales que se dedican a enfermedades hepáticas o enfermedades relacionadas con diabetes que pueden responder a esta necesidad». ― Antonio Zorzano. 

¿Qué especialidad clínica debería liderar la estrategia nacional para hacer frente a esta enfermedad?

«Habría que distinguir entre quién debe y quién lo hará. Porque no creo que la atención primaria lo pueda hacer. Es una enfermedad del hígado y por eso los hepatólogos lideran su tratamiento, pero en colaboración con endocrinólogos, especialistas en obesidad, especialistas en nutrición, dietistas clínicos y, obviamente, atención primaria. No vamos a resolver esta enfermedad solo desde la hepatología». ― Jeffrey V. Lazarus. 

«La atención primaria lleva la gran mayoría de los casos de diabetes de tipo 2, por lo que creo que este debería ser el canal fundamental para llevar a cabo la labor de prevención y de detección de la enfermedad en sus primeras fases». ― Antonio Zorzano. 

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