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News from the lab: el sistema inmunitario y la resistencia de nuestra piel. ¿Cuál es su relación?

Publicado el 25/04/2025

La piel de un ser humano adulto ocupa alrededor de 1,5 metros cuadrados y pesa unos 4 kilos en un individuo de talla media. No solo es el órgano más extenso de nuestro cuerpo, sino que también es nuestra primera gran barrera de protección y defiende el organismo de bacterias, sustancias químicas dañinas o temperaturas extremas. Pero ¿de qué dependen su integridad y su resistencia? Un nuevo estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha revelado que el sistema inmunitario podría jugar en esto un papel clave

En esta nueva edición de News from the lab, el investigador CaixaResearch Andrés Hidalgo y el becario de la Fundación ”la Caixa” Tommaso Vicanolo nos explican su nuevo hallazgo, publicado en la revista Nature. Han descubierto que un tipo especial de células inmunitarias (llamadas neutrófilos) son capaces de modificar la resistencia y la permeabilidad de la piel, lo que demuestra que el sistema inmunológico no solo combate infecciones, sino que también refuerza físicamente nuestra gran barrera para prevenir las agresiones externas. 

Los neutrófilos son células inmunitarias de la sangre conocidas por su función de defensa ante infecciones, pero el trabajo de Hidalgo y Vicanolo ha desvelado un papel inesperado de los neutrófilos: son capaces de penetrar en la piel para generar colágeno y otras proteínas que ayudan a fortalecer la barrera cutánea. Estas células refuerzan la piel en condiciones normales, pero también reaccionan de manera activa ante las lesiones formando estructuras de protección alrededor de las heridas para evitar así la entrada de bacterias o toxinas. 

«Además, observamos que estas funciones de los neutrófilos están influenciadas por los ritmos circadianos, es decir, actúan de forma diferente dependiendo de si es de día o de noche», explica Tommaso. «De hecho, los neutrófilos entran en la piel durante la noche y vuelven este tejido más duro y menos flexible. Esto nos invita a seguir investigando cómo influyen los ritmos internos del cuerpo en la regeneración y reparación de los tejidos». 

El estudio también ha revelado que esta función estructural de los neutrófilos está regulada por un conjunto de señales que llamamos la vía TGF-β. Al desactivar este mecanismo, los investigadores observaron que la piel se volvía más frágil y permeable. «Esto sugiere que la interacción entre el sistema inmunológico y la estructura de nuestra piel es más compleja de lo que se creía», añade Andrés, que actualmente trabaja en la Yale University School of Medicine de Estados Unidos. 

Aunque el hallazgo se ha realizado en modelos animales, los investigadores aseguran haber encontrado evidencias de que ocurre lo mismo en las personas, donde los neutrófilos son muy abundantes. 

Este descubrimiento abre nuevas vías para entender el sistema inmunológico y podría también inspirar tratamientos para enfermedades de la piel y trastornos del sistema inmune. «Es probable que estos hallazgos tengan implicaciones en terapias destinadas a reforzar la barrera cutánea en personas con enfermedades inflamatorias, diabetes o envejecimiento, entre muchas otras condiciones», concluye Andrés. 

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