El papel de la mujer en la ciencia, un reto sin resolver
Publicado el 15/02/2017
Sara Soto y Yuli López, investigadoras de ISGlobal, trabajando en el laboratorio
Post de Sara Soto, investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), impulsado por Fundación Bancària «la Caixa».
¿Por qué, siendo mayoría en las universidades, las mujeres somos minoría como científicas y, sobre todo, en altos cargos?
Post publicado el 8 de febrero de 2017 en el blog Health Is Global.
¿No te han preguntado muchas veces por qué te has hecho enfermera, taxista…? Si me preguntasen a mí por qué soy científica —que lo hacen— tendría que remontarme al colegio, cuando estudiaba EGB (sí, sí, yo también fui a EGB).
Cuando eres un niño, los profesores que pasan por tu vida te marcan tanto para lo bueno como para lo malo, haciendo que te decidas, casi sin darte cuenta, por unas asignaturas o rama de estudio. Llegué a amar las ciencias y, en especial la biología, gracias a magníficas profesoras que me enseñaron esa asignatura desde el colegio hasta el instituto.
Más tarde, en la universidad, conocí a la que fue mi directora de tesis. Ella es un gran ejemplo de mujer científica, luchadora contra viento y marea. Su coraje hizo que no se dejara amilanar por sus compañeros masculinos que, en los años setenta, la acusaban de abandonar a sus hijos y no cumplir como ama de casa por ir a trabajar a la universidad, donde llegó a convertirse en catedrática.
En mi promoción de la carrera de Biología éramos más de cien personas, de las cuales el 70% éramos mujeres. Sin embargo, muy pocas de nosotras hemos seguido la carrera científica. Esta tendencia ocurre a escala mundial donde las mujeres continúan subrepresentadas en el ámbito de la investigación y el desarrollo en todas las regiones del mundo y constituyen solamente el 28% de los investigadores existentes. En España, según datos recogidos por el Instituto de Estadística de la Unesco, el 54% de los estudiantes de carrera (grado) son mujeres, el 49% de las mujeres que se licencian estudian un doctorado y solo el 39% seguirá una carrera científica.
La maternidad no debería estar reñida con el desarrollo laboral de la mujer
Las investigadoras generalmente trabajan en los sectores académico y público, mientras que los hombres predominan en el sector privado, que tiende a ofrecer mejores salarios y oportunidades para progresar. En la mayoría de los países, las mujeres se concentran en las ciencias sociales y permanecen subrepresentadas en ingeniería y en carreras tecnológicas.
Pero, ¿por qué siendo mayoría en las universidades, somos minoría como científicas y, sobre todo, en altos cargos?
Existen numerosos obstáculos asociados a estas trayectorias educativas, desde los estereotipos que afrontan las niñas hasta las responsabilidades familiares y los prejuicios a los que deben enfrentarse las mujeres en el momento de elegir su campo de estudio.
Falta de políticas de paridad y de conciliación familiar
Uno de los principales obstáculos es la maternidad y es duro tener que decirlo. La mayoría de nosotras y, sobre todo, si no tienes familia cerca que te ayude, nos pasamos el día corriendo para cumplir tanto en el ámbito laboral como en casa. Te enfrentas —y siempre hablando de la mayoría de los casos— a que ya no tienes tanta disponibilidad de viajar, de quedarte trabajando hasta tarde y fines de semana. Si pasas unos años dedicada a tus hijos, se hace muy difícil entrar de nuevo en la rueda de pedir financiación, etc. Pero, a la hora de evaluarte, no se tiene en cuenta nada de lo anterior y te evalúan igual que una persona soltera y sin niños que tiene mayor disponibilidad para todo.
Bénédicte Jacquemin y Martine Vrijheid, investigadoras de ISGlobal, forman parte del consejo ejecutivo del capítulo europeo de la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental (ISEE, por sus siglas en inglés)
Sin embargo, la maternidad no debería estar reñida con el desarrollo laboral de la mujer. Faltan todavía muchas políticas de paridad y de conciliación familiar no solo en relación con la carrera científica sino en todos los ámbitos laborales (empresas privadas, públicas…).
A pesar de ello, y gracias a la pasión por nuestro trabajo y por el gozo de saber que lo que hacemos podría ayudar en un futuro a mucha gente e, incluso, salvar muchas vidas, seguimos al pie del cañón. En nuestro instituto hay mujeres/madres científicas maravillosas que han llegado a un puesto de jefe de grupo por su tesón y trabajo, y que son un ejemplo a seguir.
Compatibilizar la maternidad y la carrera científica
Debemos alentar a las niñas para que estudien y sigan carreras científicas, debemos llevar y explicar la ciencia, lo que se hace en los laboratorios, a los colegios, a los institutos. Explicar que las ciencias no son solo bichos y plantas, o líquidos para mezclar, sino que con la ciencia se puede avanzar y se puede aplicar a mejorar la vida.
Tenemos que cambiar las estadísticas, hacer que el porcentaje de mujeres científicas que llegan arriba sea mayor sin renunciar a la maternidad, porque:
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Proyecto Hypatia
El proyecto Hypatia, que se desarrollará entre 2015 y 2018 y está financiado por la Comisión Europea en el contexto del programa marco Horizonte 2020, aborda el reto de reunir diferentes actores de la sociedad con el fin de atraer más chicas adolescentes a las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, conocidas como STEM.
Las actividades que surjan del proyecto se aplicarán en diferentes países de la Unión Europea y otros Estados y con este fin se ha creado un consorcio formado por un conjunto de catorce nodos a fin de garantizar una gran acogida. Obra Social «la Caixa» coordina el consorcio español del proyecto para aplicar las actividades en diferentes entidades y puntos del territorio del Estado español.
Se espera que los impactos del proyecto proporcionen un cambio en la manera de comunicar la ciencia y un aumento notable de la participación de las jóvenes europeas en el modelo STEM. Esto puede favorecer la consecución de uno de los objetivos del Espacio Europeo de Investigación: incrementar el número de investigadoras en Europa. En este desafío, escuelas, centros de ciencia e industrias tienen un papel importante.