Participación ciudadana o la ciencia del siglo XXI
Publicado el 15/05/2014
Post de Josep Perelló, doctor en Física. Profesor agregado al Departamento de Física Fundamental de la Universidad de Barcelona (UB) y responsable del grupo de investigación OpenSystems-UB.
El curso ciencias y participación ciudadana, enmarcado en el programa Els Juliols 2013 de la Universidad de Barcelona y coordinado por el grupo OpenSystems-UB, se ha centrado en la introducción de la participación ciudadana en los procesos de investigación científica. Se aspiraba a dar una caja de herramientas para desarrollar proyectos de este tipo. El curso, pionero en nuestro país, ha contado con el apoyo de la Obra Social «la Caixa» y la colaboración del BarcelonaLab, una iniciativa impulsada desde la Dirección de Creatividad e Innovación del Instituto de Cultura de Barcelona.
Partíamos de las inquietudes siguientes: ¿Qué investigación hemos de llevar a cabo? ¿Es justo que la decidamos desde la comunidad científica con connivencia de políticos varios? ¿Podría el ciudadano tener voz y voto en ello? Pero, si tuviera voto, ¿con qué criterio y conocimiento de causa podría opinar? Y, finalmente, ¿cómo puede el ciudadano hacerse suya una investigación que, por cierto, está financiada con recursos públicos? Me atrevo a pronosticar que la manera como la sociedad asume la ciencia y se siente partícipe de ella se convertirá en un factor esencial de éxito en la labor investigadora del siglo XXI.

Hasta ahora, la ciencia en sociedad se ha limitado a hacer amigables unos resultados y un conocimiento sofisticados. Las actividades propias de la divulgación, como la entendemos hoy en día, son actividades fantásticas en este sentido, pero no es una estrategia del todo satisfactoria si lo que se desea es aumentar el espíritu crítico de la ciudadanía.
Las nuevas directivas del programa Horizon 2020 de la Unión Europea abordan esta tensión. Una de las salidas es introducir la participación ciudadana en todos los estadios de un proceso de investigación: la llamada ciencia ciudadana o bien la figura de la investigación y la innovación responsable (Responsible Research and Innovation, en inglés). El nuevo programa marco europeo busca un investigador responsable, capaz de defender la propia investigación ante el ciudadano. La investigación desarrollada debería capacitar asimismo al ciudadano para poder tomar decisiones por sí mismo o poder opinar con criterio. Y la capacitación pasa, como bien sabemos, cuando intentamos aprender algo nuevo, por hacer las cosas por uno mismo y, de paso, contribuir a las tareas propias de la investigación.
El curso contenía sesiones más reflexivas que, incluso, implicaban un cambio de perspectiva sobre el proceder diario del científico. Otras sesiones eran prácticas con casos de estudio de iniciativas locales en ciencia ciudadana aglutinadas dentro de BarcelonaLab, como el proyecto Riu.net del grupo Freshwater Ecology and Management de la UB (estudio de la calidad de los ríos), el proyecto ¡Atrapa al tigre! del grupo MoveLab del CSIC-Blanes (estudio sobre el mosquito tigre) y el proyecto de Bee-Path (estudio sobre movilidad humana). En todos ellos, las nuevas tecnologías son catalizadoras fantásticas para la participación.
Desafortunadamente, los científicos no estamos lo bastante preparados para estos retos. Necesitamos la ayuda de comunicadores científicos pero estos también tienen que cambiar de rol. Por suerte, ambas comunidades estaban en el curso. ¿Alguien más se anima?