Una visión femenina sobre el cáncer en mujeres
Publicado el 17/01/2018
Desde la investigación más básica hasta la realidad de la enfermedad de la mano de las pacientes.
(Imagen: Jordi Cabanes / Biocat)
Post de Eva González Suárez, investigadora del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y líder científica, junto a Miguel Ángel Pujana, Conxi Lázaro, Silvia Sanjosé y Aleix Prat, del B-Debate «Cáncer en mujeres».
A pesar de los grandes avances recientes, tanto en el diagnóstico precoz como en la subclasificación de la enfermedad, que permiten tratamientos más específicos y eficientes, 3,5 millones de mujeres mueren cada año por cáncer en el mundo.
Expertos nacionales e internacionales, entre ellos mujeres que trabajan en la prevención y la lucha contra el cáncer, nos reunimos el pasado mes de noviembre en CosmoCaixa para discutir en un B-Debate, iniciativa de Biocat y la Obra Social ”la Caixa”, un modelo integrador y participativo donde investigadores básicos, clínicos, epidemiólogos y pacientes aúnen esfuerzos para prevenir, combatir y derrotar al cáncer.
Cáncer
Cáncer es una palabra muy común en nuestro entorno. Con el envejecimiento de la población, esta enfermedad es cada vez más frecuente. La buena noticia es que la palabra cáncer empieza a estar asociada con otras más positivas: terapias dirigidas y supervivencia. Profesionales de ámbitos diversos trabajan diariamente para disminuir su incidencia, conocer la enfermedad y aprender a combatirla. En este B-Debate hemos querido reunir a varios de estos profesionales que trabajan en diferentes puntos de ese viaje que es el cáncer: riesgo, prevención, investigación básica y clínica y nuevas terapias, para que ese tren con paradas llegue a buen destino.
Riesgo y prevención
¿Qué probabilidad hay de que tenga cáncer y de qué tipo? ¿Puedo hacer algo para prevenirlo?
En algunos casos la respuesta es sencilla y, en otros, mucho más compleja. Aunque parezca increíble, avances científicos recientes empiezan a dar respuestas cada vez más precisas a la primera pregunta. Además de los riesgos bien conocidos (como el tabaco para el cáncer de pulmón, mutaciones en BRCA1 y BRCA2 asociadas a mayor probabilidad de cáncer de mama, etc.), en el B-Debate se presentaron nuevos factores de riesgo derivados de estudios epidemiológicos, marcadores en suero, densidad del epitelio mamario y hasta un «carné genético» donde se asocian variantes en múltiples genes con riesgo de enfermedades.
Y la gran pregunta: ¿se puede prevenir el cáncer? Pues en algunos casos, sí, y de forma sencilla. Por ejemplo, el cáncer de cérvix, originado por el virus del papiloma humano, se puede prevenir con solo una vacuna tanto en niñas como en niños antes de sus primeras relaciones sexuales. Evitando la infección del virus se evita el cáncer. Evitar el tabaco y adoptar patrones de vida «saludable» ayuda también a prevenir otros tumores.
Sin embargo, en otros casos no es tan sencillo, porque el cáncer refleja un deterioro de nuestro organismo que se desgasta con el tiempo y la exposición al daño, pero conocer su riesgo puede ayudar a controlar mejor el inicio de la enfermedad, para atacarla lo antes posible y con mayor probabilidad de éxito.
Un círculo que se cierra, investigación y nuevas terapias
«Tengo malas noticias: el resultado de la biopsia ha confirmado un cáncer invasivo…»: así empieza para muchas mujeres una pesadilla. Incredulidad, desconocimiento, miedo e impotencia.
Con suerte, y de forma cada vez más frecuente, la frase continúa: «Un análisis molecular ha confirmado un tipo de cáncer con mutaciones en el gen x para el que existe una terapia dirigida experimental con resultados muy esperanzadores». ¿Molecular, mutaciones, terapia experimental?
Y es que el cáncer no es una sola enfermedad sino varias, e incluso tumores de un mismo tejido, como el tumor de mama; en realidad, el cáncer puede considerarse enfermedades diferentes que han de tratarse de forma también diferente. Para combatir la enfermedad primero debemos conocerla. Los oncólogos cada vez cuentan con más herramientas para luchar contra el cáncer, y esas herramientas salen de los laboratorios de investigación. Dentro y fuera de nuestras fronteras (sí, en España también, no hace falta irse a Estados Unidos), miles de investigadores básicos y clínicos trabajan para entender el cáncer y diseñar nuevas estrategias para combatirlo, atacando no solo a las células tumorales, sino también a su entorno. En el B-Debate se presentaron avances en terapias de diferenciación, ataques a los telómeros e inmunoterapia.
A pesar del rápido avance en este campo, es esencial seguir investigando e invirtiendo en investigación y en el apoyo a nuestros jóvenes científicos, porque aún queda mucho por entender y muchas terapias que descubrir. No podemos permitirnos el lujo de «perder» un nuevo tratamiento.
Entorno y medicina participativa
Las sesiones científicas concluyeron con una charla, abierta al público, de Mina Bissell, investigadora afincada en Estados Unidos que lleva más de cincuenta años trabajando en cáncer de mama. Su trabajo revolucionó este campo al demostrar la relevancia del entorno «físico» y la estructura 3D para la evolución del cáncer. Bissell es una gran divulgadora que irradia una energía y una pasión por la ciencia contagiosas que han inspirado a generaciones de jóvenes investigadoras a continuar su carrera científica. Tanto es así que cuenta con un club de fans, como si se tratara de una estrella de rock, que la siguen allá donde da una charla.
Finalmente, una mesa redonda dio voz a las verdaderas protagonistas, mujeres que conviven con la enfermedad o la han derrotado, en un debate modulado por periodistas expertos en la divulgación científica donde se abordó el tema de la medicina participativa. A las pacientes se les involucra cada vez más en la toma de decisiones referentes a su enfermedad, pero en muchas ocasiones no se les ofrecen las herramientas y, con frecuencia, el alto grado de vulnerabilidad adonde les lleva la enfermedad y los tratamientos no es óptimo para tomar decisiones informadas. La cantidad de información disponible en los medios y las redes es abismal, pero no está filtrada ni validada. Se mezclan investigaciones rigurosas con productos «milagrosos» y puro márquetin comercial. El debate evidenció la necesidad de proveer a la sociedad de unos conocimientos científicos básicos (¿por qué la palabra inflación nos es más familiar que mutación?), para entender mejor la enfermedad y filtrar con criterio la información que la rodea. Al mismo tiempo, es esencial desarrollar una relación de confianza con los profesionales de la salud, pues ellos son quienes mejor pueden guiar la toma de decisiones.
Como decía Marie Curie, nada en la vida ha de temerse, solo debe ser entendido. Ahora es el momento de comprender más, para que podamos temer menos.
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